El domingo pasado estaba en Bucaramanga en el encuentro nacional de la organización que convocó a Sexo con Café en nueve regiones del país, incluida Pereira. Cuatro mujeres de Pereira asistimos al encuentro nacional de La Colectiva. Alianza por los derechos sexuales y los derechos reproductivos: Sonia Pachón, María Teresa Henao, Liliana Salamanca y yo. Personas que representan organizaciones que creen en los derechos de las personas que se reclaman distintas al modelo heterosexual.
Hubo una invitada especial en el encuentro que duró tres días. Paula Mounts, de la organización Transer, entidad con sede en Bogotá que trabaja por las personas que no se sienten cómodas con el sexo que la naturaleza les dio. Ella, que antes era él, recuerda que a la edad de cuatro años jugaba con muñecas y, desde entonces, sabía que estaba en el cuerpo equivocado. Tiene una hija de 17 años, Paula era una alta ejecutiva que decidió vivir como quería, como su naturaleza le dictaba. Tiene un hermoso cabello largo rubio, ojos verdes y unos modales delicados, y nos hizo caer en cuenta de que la mayoría de la gente piensa que las personas transexuales son prostitutas. Ella se dedica a dictar conferencias en las universidades y en todos los espacios a donde la llamen. Ha sido protagonista en programas de Natgeo que han abordado temas tabú alrededor del mundo como transexualidad en Asia o la prostitución en India. Recibe correos electrónicos de hombres de muchas partes del mundo en los que la invitan a tener sexo, en los exaltan su belleza femenina y en los que le piden discreción porque, obviamente, saben que es un ser diferente, que inspira pasiones escondidas, pero que no deben ser admitidas en público.
En La Colectiva. Alianza por los derechos sexuales y los derechos reproductivos he descubierto el sabor de la diferencia, he aprendido a divertirme incluso abordando temas tan espinosos como la prostitución que fue la temática que tocamos en el encuentro en Bucaramanga y en el Sexo con Café que tuvo lugar en la sede Bucarica de la Universidad Industrial de Santander, en todo el centro de esa ciudad, en medio de pétalos de rosas, alrededor de una fuente de agua y animadas con ritmos de salsa, tango y mambo.
Antes de salir de Bucaramanga pasé por un sitio llamado Dulces Alba, en el que se encuentran golosinas hechas de las cosas más asombrosas, como el apio. La gente comentaba que había caído un meteorito muy cerca, hasta un borracho le atribuyó al meteorito la quema de algunas de sus vacas. Yo me quedé con el recuerdo de la fiesta, que en la noche del sábado abordó el tema de la prostitución en el encuentro nacional de la Colectiva. Una de las comparsas, porque había que disfrazarse, fue la Semana Santa en Popayán, que se celebra hace 300 años y en la que nos informaron que nunca los pasos del viacrucis han sido llevados por una mujer o por indígena.
MARÍA VICTORIA RAMÍREZ MARTÍNEZ
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